La incontinencia verbal del expresidente Donald Trump ha revivido el escándalo relacionado con Jeffrey Epstein tras afirmar que el depredador sexual «robó» empleados de su club Mar-a-Lago, Florida. Estos comentarios han resurgido especulaciones sobre Virginia Giuffre, una conocida testigo contra la trama de abusos de Epstein, quien trabajó en dicho club a los 16 años. La familia de Giuffre calificó el comentario de «impactante» y cuestionó si Trump estaba al tanto de las acciones de Epstein y su colaboradora Ghislaine Maxwell, condenada en 2022 por tráfico sexual de menores. Esta situación pone más presión sobre la administración de Trump, con demócratas y republicanos radicales demandando acceso a los archivos judiciales del caso.
Las declaraciones de Trump amplían el alcance del caso Epstein, complicando su legado presidencial mientras el público y las víctimas exigen respuestas. La familia de Giuffre ha urgido al expresidente a no considerar un perdón para Maxwell, señalándola como «un monstruo» que debería cumplir su condena íntegra. Maxwell, por su parte, busca inmunidad para declarar ante el Congreso, afirmando tener información crucial sobre el caso, aunque su solicitud ha sido rechazada. La Casa Blanca intentó minimizar los comentarios de Trump, justificando que Epstein fue expulsado del club por su conducta inapropiada, mientras la figura de Maxwell sigue en el centro del escándalo político.
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