El imparable avance de la inteligencia artificial está redefiniendo completamente el rol del ingeniero de software. En una reciente revelación, Mike Krieger, cofundador de Instagram y actual jefe de producto en Anthropic, expresó en el pódcast de 20VC que en tan solo tres años, los ingenieros dedicarán más tiempo a revisar código generado por inteligencia artificial (IA) que a escribirlo ellos mismos.
Krieger aclara que el papel del ingeniero se transformará, adquiriendo un perfil más estratégico, donde la supervisión, ajuste y validación del código propuesto por modelos de IA, como el desarrollado por su compañía, serán esenciales. Insiste en que la creatividad humana sigue siendo insustituible, ya que el verdadero desafío radica en identificar las mejores ideas y evaluar correctamente su implementación.
Este cambio no significa que la función de los ingenieros desaparecerá, sino que se ampliará su espectro de habilidades. La automatización promete encargarse de las tareas repetitivas, liberando a los ingenieros para encargarse de evaluaciones más profundas que solo el intelecto humano puede realizar.
En el mismo contexto, Dario Amodei, CEO de Anthropic, predice que en menos de un año, la IA podría encargarse de escribir la mayor parte del código necesario. Sin embargo, la necesidad de ingenieros se mantiene firme, como lo demuestra la continua demanda de talento humano en su empresa. Por otro lado, Mark Zuckerberg, director de Meta, se muestra más precavido. Estima que para 2025, los sistemas de IA serán capaces de redactar código al nivel de un ingeniero intermedio, aunque siempre requerirán la supervisión humana.
Actualmente, la realidad apunta hacia esta transformación. Según una encuesta de Stack Overflow en 2024, el 82 % de los desarrolladores ya emplea IA para escribir código. GitHub reporta un aumento del 55 % en la productividad gracias a los asistentes de IA, y una prevalencia del 90 % entre los desarrolladores en Estados Unidos que consideran que estas herramientas mejoran la calidad del software.
Krieger resume la situación: la IA no está aquí para desplazar a los ingenieros, sino para transformar su labor. La clave residirá en la gestión efectiva y en liderar procesos donde la IA juega un papel crucial, pero donde la decisión final y el control estratégico siguen estando indiscutiblemente en manos humanas. En definitiva, el ingeniero del futuro será menos un creador de código y más un director y supervisor estratégico de sistemas autónomos.