El reloj detenido en el centro comercial Ermita del Santo simboliza la oposición vecinal a un controvertido proyecto urbanístico en Puerta del Ángel. Este barrio madrileño, una vez vital, ve con recelo la posible construcción de dos rascacielos que, según sus residentes, podría expulsar a la clásica comunidad obrera en favor de una gentrificación masiva. El Ayuntamiento ofrece el proyecto como solución al déficit habitacional y revitalización urbana, pero los vecinos, apoyados por asociaciones como No al Pelotazo, temen perder su identidad y cohesión comunitaria. La irónicamente apodada «nuevo Brooklyn» muestra signos claros de transformación y resistencia en medio de este pulso entre especulación y comunidad.
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