En enero de 2024, el Reloj del Apocalipsis, un indicador simbólico gestionado por el Bulletin of the Atomic Scientists de la Universidad de Chicago, señala que la humanidad está a solo 90 segundos de la medianoche, un momento que representa la destrucción total y catastrófica. Este alarmante ajuste destaca las crecientes amenazas nucleares, el cambio climático y el desarrollo tecnológico capaz de generar un daño irreversible. Dan Smith, director del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), advierte que la situación nunca ha estado tan cerca del abismo. Mientras el mundo espera la actualización del reloj en las próximas semanas, Smith, impresionado por su experiencia en análisis de conflictos, no se sorprendería si el minutero se acercara aún más a la medianoche, reflejando un período de inestabilidad global sin precedentes.
El colapso del régimen de Bashar Asad en Siria, un cambio significativo para el Oriente Próximo, subraya un escenario global en el que las grandes potencias ajustan sus estrategias geopolíticas. Rusia, absorbida por la guerra en Ucrania, y con su influencia en el Medio Oriente disminuida, enfrenta una revaluación de sus alianzas, mientras Irán debe decidir si disminuirá su apoyo a Moscú tras el revés en Siria. En paralelo, Europa debate el aumento del gasto militar en un contexto donde las crisis se multiplican. Los conflictos en Siria, Ucrania y entre Israel y Palestina son solo una parte de las decenas de guerras activas en el mundo, exacerbadas por la inestabilidad ecológica, climática y geopolítica. En un mundo evidentemente peligroso, el llamado urgente es hacia prácticas de cooperación internacional más inteligentes para mitigar estos desafíos multifacéticos.
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