En un trágico accidente ocurrido en el río Hudson, un helicóptero turístico perteneciente a New York Helicopter se estrelló, resultando en la muerte de cinco turistas españoles y su piloto estadounidense. La aeronave, que tenía 21 años de antigüedad, sufrió una pérdida de partes de su fuselaje en el aire antes de caer al agua. Los cuerpos de las víctimas fueron recuperados por buzos del cuerpo de bomberos y policías de Nueva York y Jersey City. A raíz del accidente, la Administración Federal de Aviación (FAA) ha anunciado que la compañía dejará de operar con efecto inmediato. La familia española fallecida estaba compuesta por Agustín Escobar y Mercè Camprubí, ambos ejecutivos de Siemens, junto a sus tres hijos pequeños. El piloto, Seankese Johnson, era un expiloto de la Marina estadounidense.
El cierre de New York Helicopter ha generado reacciones políticas, incluida una solicitud del líder demócrata Chuck Schumer al FAA para que retire definitivamente el certificado de operación de la empresa, argumentando que sus prácticas de seguridad eran mínimas. La Junta Nacional de la Seguridad en el Transporte (NTSB) está llevando a cabo una investigación sobre el incidente, mientras la FAA revisará el historial de seguridad del operador turístico. Este lamentable suceso ha puesto nuevamente en el foco la seguridad y regulación de los vuelos turísticos en áreas urbanas densas como Nueva York, donde los sobrevuelos son populares entre los turistas pero también potencialmente peligrosos debido al tráfico aéreo y la antigüedad de algunas aeronaves.
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