La economía española logró mantener su fortaleza en el primer trimestre del año, a pesar de las crecientes tensiones globales por la guerra comercial iniciada por Estados Unidos y los anuncios de nuevos aranceles. Según los datos del PIB, la economía creció un 0,6% en comparación con el trimestre anterior y un 2,8% en relación al mismo periodo del año anterior. Este crecimiento se apoya fundamentalmente en el consumo de los hogares, que superó las previsiones y mostró un incremento del 0,6% en términos trimestrales, también en un entorno de disminución de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo, lo cual ha alentado el acceso al crédito.
Los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral publicados por el INE indican que el sector exterior volvió a ser un motor clave para la economía, con un crecimiento de las exportaciones que superó al de las importaciones, gracias a la robustez de los servicios no turísticos. Además, la inversión mostró un comportamiento sólido, avanzando un 0,9% en el trimestre, destacándose la inversión en construcción no residencial impulsada por fondos europeos. A pesar de la incertidumbre global, diversas instituciones han ajustado a la baja sus previsiones de crecimiento, aunque España sigue posicionándose por delante de otras economías avanzadas de Europa como Alemania y Francia.
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