El mandato de Manuel Marchena como presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de España está a punto de concluir, tras desempeñar el cargo con notable influencia durante su periodo de gestión. Reconocido por su firme manejo de casos judiciales de gran impacto mediático y social, Marchena ha sido una figura central en el ámbito judicial español. Sin embargo, ha declinado asumir la dirección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), una posición que le ofrecía un nuevo desafío en su trayectoria profesional. Su decisión subraya su enfoque en mantener un perfil centrado en las funciones judiciales, alejándose de las responsabilidades administrativas y políticas que conlleva la dirección del CGPJ.
La decisión de Marchena de no aceptar el cargo en el CGPJ genera incertidumbre sobre quién tomará las riendas en un momento crítico para el sistema judicial español, marcado por tensiones políticas y debates sobre la independencia judicial. Esta vacante deja espacio para especulaciones acerca de los posibles sucesores y el futuro de las reformas judiciales pendientes en el país. En este contexto, el legado de Marchena en el Tribunal Supremo será evaluado no solo por su influencia en la jurisprudencia, sino también por su contribución a la estabilidad institucional en tiempos de creciente presión sobre las estructuras judiciales. Mientras se acerca el fin de su mandato, el entorno judicial permanece atento a las implicaciones de su sucesión y a los cambios que este movimiento puede implicar para el panorama legal español.
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