Entre 2014 y 2015, la crisis de refugiados en Europa provocó el auge de partidos populistas y nacionalistas, especialmente en el centro y norte del continente. En contraste, en el sur, este giro hacia la derecha se manifestó tras la influencia de movimientos socialpopulistas originados por las dificultades económicas. Junto a estos cambios, la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos incrementó la coordinación de estas fuerzas políticas a nivel internacional. Aunque los esfuerzos del exasesor de Trump, Steve Bannon, para consolidar esta unidad bajo su organización El Movimiento no tuvieron éxito, el crecimiento de conferencias y cumbres conservadoras en diversos países muestra una colaboración más afinada entre estos partidos.
La reciente toma de posesión de Trump ha resaltado el fortalecimiento y la influencia creciente de la extrema derecha populista en Europa y América Latina. En este contexto, el partido español Vox, liderado por Santiago Abascal, ha emergido como un actor clave en la unión de fuerzas ultraconservadoras bajo «Patriotas por Europa». Esta alianza transatlántica recibe impulso con figuras como Javier Milei de Argentina y José Antonio Kast de Chile, quienes estrechan lazos con los republicanos de EE.UU. El acercamiento a entidades conservadoras como la Heritage Foundation ha permitido a Vox y sus aliados asumir un papel protagonista en coaliciones estratégicas, mientras buscan aumentar su influencia en el escenario político internacional.
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