Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, declaró hace unos meses que la actual clase política es «la peor de la democracia». Para evaluar esta afirmación, se recuerda el episodio de 1976 cuando el primer gobierno de Adolfo Suárez, catalogado inicialmente como inexperto, logró desmantelar una dictadura y establecer los fundamentos de una democracia en menos de un año. Otra comparación es con Suárez enfrentando el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981; rechazó usar la grabación del golpe en su beneficio electoral a pesar de su potencial impacto. Se cuestiona si hoy algún líder político mostraría tal integridad, señalando una discrepancia entre los principios del pasado y el pragmatismo actual.
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