La reciente cumbre sobre el Futuro de la Seguridad Energética, convocada en Londres por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el Gobierno del Reino Unido, marca un momento crítico en el replanteamiento de la estrategia energética global. Surgida a la sombra de la crisis petrolera de 1973, la AIE ha subrayado la necesidad de diversificar fuentes y países de energía, enfatizando la importancia de la predictibilidad y la cooperación en un sector que demanda inversiones a largo plazo. La incertidumbre geopolítica generada por el retorno de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, conocido por su escepticismo hacia las energías renovables, ha teñido de escepticismo las discusiones. A pesar de la escasa representación de Estados Unidos y la ausencia de China, el documento confidencial circulado por la AIE durante la cumbre insiste en convertir la «seguridad eléctrica en una prioridad estratégica», un reflejo de la creciente electrificación global y el notable incremento en la demanda de energía eléctrica.
El aumento sin precedentes en la demanda eléctrica, alimentado por los vehículos eléctricos, centros de datos y sistemas de inteligencia artificial, está presionando a un sistema de generación que ahora depende cada vez más de energías renovables como la eólica y la solar. Sin embargo, la AIE advierte sobre los desafíos sistémicos que estos cambios conllevan, especialmente en los momentos de escasez de generación renovable. Ignacio Sánchez Galán, presidente ejecutivo de Iberdrola, enfatizó la necesidad de inversiones en redes de transmisión y distribución eléctrica y un marco regulatorio estable para atraer capital. El análisis también destaca la vulnerabilidad de las redes eléctricas frente a ciberataques, una preocupación creciente para asegurar el suministro. A medida que la electrificación se convierte en una cuestión de seguridad nacional, la cumbre pretende sentar las bases para prioridades y enfoques energéticos más sostenibles y seguros, destacando que la inversión en energía limpia ya no es solo una cuestión ambiental sino un imperativo de seguridad nacional.
Leer noticia completa en El Pais.