Los trastornos neurológicos se han convertido en una alarma de salud mundial, provocando más de once millones de muertes anuales y afectando a cerca de 3000 millones de personas, lo que equivale al 40% de la población global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha expresado su preocupación por las insuficientes políticas públicas existentes para abordar estos problemas.
Según un informe reciente de la OMS, apenas un tercio de los países posee un marco nacional adecuado para combatir trastornos que incluyen desde accidentes cerebrovasculares hasta el Alzheimer y la epilepsia. La doctora Neerja Chowdhary, oficial técnica de la Unidad de Afecciones Neurológicas de la OMS, destacó en la presentación del estudio que una de cada tres personas padece un trastorno cerebral, muchos de los cuales podrían ser prevenidos o tratados efectivamente. Sin embargo, millones carecen de servicios básicos de atención.
Estas enfermedades son la principal causa de mala salud y discapacidad a nivel mundial. Chowdhary enfatizó cómo impactan no solo a los afectados, sino también a sus familias y cuidadores, ocasionando una considerable carga emocional y económica.
El reporte revela que solo el 32% de los países tiene políticas específicas y apenas el 18% asigna presupuestos adecuados para enfrentar estos trastornos. La falta de neurólogos, particularmente en países de ingresos bajos, agrava la situación con una proporción significativamente menor de especialistas en comparación con naciones desarrolladas.
El cuidado de los pacientes recae principalmente en familiares, sobre todo mujeres, quienes generalmente no reciben el apoyo ni reconocimiento necesario. Solamente una pequeña fracción de países ofrece servicios adecuados a los cuidadores y la protección legal sigue siendo limitada.
Desde 2022, la OMS impulsa un plan de acción global que busca reducir el impacto de estas enfermedades, promoviendo el fortalecimiento de sistemas de salud, mejorando la prevención y acceso a servicios, e incluyendo a pacientes y cuidadores en la toma de decisiones. A pesar de estos esfuerzos, la falta de voluntad política e inversión amenaza con empeorar el panorama.
La OMS ha propuesto recomendaciones claras, instando a priorizar políticamente las enfermedades neurológicas, invertir en su atención y prevención, y mejorar las infraestructuras de salud en áreas vulnerables. Su mensaje es claro: “Cuidar el cerebro es cuidar la vida”, haciendo un llamado urgente a la acción.