El geólogo español Juan Manuel García Ruiz y su equipo han llevado a cabo un experimento innovador que podría alterar las teorías sobre el origen de la vida en la Tierra. En un laboratorio cercano a la playa de La Concha en San Sebastián, han recreado un «protomundo» en un recipiente de tres litros que contiene agua, metano, nitrógeno y amoniaco. A través de descargas eléctricas, imitaron las condiciones de la Tierra primitiva, similar al famoso experimento de Stanley Miller de 1952. Sin embargo, el gran hallazgo fue la aparición de “protocélulas”, estructuras que podrían representar una etapa inicial en la evolución de la vida. Según García Ruiz, estos resultados sugieren que la vida podría haber surgido de una evolución química azarosa, sin un soplo divino, replicable en miles de millones de planetas.
El descubrimiento ha generado un debate en la comunidad científica sobre la naturaleza de estas estructuras y sus implicaciones. Antonio Lazcano, un biólogo mexicano, prefiere cautela, señalando que estas «protocélulas» podrían no representar una continuidad evolutiva clara. Kepa Ruiz Mirazo, filósofo de la biología, valora el trabajo por su capacidad para plantear nuevas preguntas sobre la formación de compartimentos similares a células. Mientras García Ruiz prepara una expedición al Valle del Rift en Kenia, su equipo seguirá experimentando con variaciones de Miller, incorporando diferentes temperaturas e ingredientes, como azufre y fósforo, para explorar cómo estos factores pueden influir en la síntesis de moléculas vitales. La investigación, que ganó financiación europea, se publica en la revista PNAS, marcando un paso significativo en la comprensión de los orígenes de la vida.
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