La corte suprema del país ha suspendido temporalmente la controvertida ley que limitaba las manifestaciones públicas, respondiendo así a la apelación de emergencia presentada por un grupo de abogados de derechos humanos. Esta medida ha sido bien recibida por organizaciones civiles que argumentaban que la normativa violaba derechos fundamentales garantizados por la Constitución. La legislación, que había sido aprobada rápidamente por el Parlamento, generó una ola de protestas y críticas tanto a nivel nacional como internacional. Los abogados a cargo de la apelación destacaron que la ley vulneraba el derecho a la libre expresión y asamblea, lo que provocó el pronunciamiento del tribunal a favor de una revisión más detallada de sus implicaciones.
Mientras tanto, el gobierno defiende la ley argumentando la necesidad de mantener el orden público y la seguridad ciudadana. Funcionarios han expresado su preocupación por el incremento de las protestas no autorizadas, las cuales, según ellos, han derivado en disturbios y daño a la propiedad pública. Sin embargo, críticos del gobierno sostienen que esta es una táctica para silenciar el descontento social. El fallo del tribunal ha generado expectativas sobre futuros debates en torno a la ley, y se espera que el diálogo entre el gobierno, los representantes legales y las organizaciones de la sociedad civil continúe en busca de un consenso que respete tanto la seguridad pública como los derechos humanos.
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