La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a Argentina por su rol en el encubrimiento del atentado contra la AMIA en 1994, que dejó 85 muertos y más de 300 heridos en Buenos Aires. El fallo señala que el Estado argentino no solo incumplió sus deberes de prevenir e investigar, sino también participó en maniobras para desviar la investigación, involucrando servicios de inteligencia y judiciales en prácticas irregulares. La Corte ordenó remover obstáculos para reabrir las investigaciones y sancionar a los responsables, además de otras medidas reparatorias. Este veredicto destaca la vulneración al derecho a la verdad, subrayando la lucha continua de las víctimas por justicia y transparencia.
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