La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad, conocida como COP16, que tuvo lugar en Cali, Colombia, ha finalizado sin alcanzar un consenso en uno de los temas más críticos: la financiación para proteger la biodiversidad hasta 2030. A pesar de las negociaciones extendidas más allá de la fecha prevista de clausura, los aproximadamente 200 países participantes no lograron acordar cómo distribuir el apoyo financiero necesario, especialmente para las naciones del Sur Global. Este fracaso ha sido tachado de «desengaño» por muchos de los expertos y organizaciones ambientales participantes, quienes esperan retomar las discusiones en la próxima reunión intermedia en Bangkok antes de la COP17 en Armenia, en 2026. Mientras tanto, el objetivo de detener y revertir la pérdida de biodiversidad sigue siendo incierto.
Sin embargo, la COP16 no fue completamente infructuosa. La cumbre logró avances en aspectos como el reconocimiento de los pueblos indígenas y en la distribución de beneficios por el uso de secuencias genéticas digitalizadas, logrando acuerdos históricos como la creación del Fondo de Cali. Este fondo está diseñado para establecer pagos por el uso de secuencias genéticas y asegurar el reparto equitativo de los beneficios de la biodiversidad. Aún así, persiste el lamento por la falta de avances en estrategias de financiación, lo cual es imperativo para cumplir con las metas de biodiversidad planteadas para 2030. La conferencia fue catalogada por la ministra colombiana y presidenta de la COP16, Susana Muhamad, como «la COP de la gente», destacando la participación pero reconociendo los retos pendientes que enfrentan las naciones para subsanar estos vacíos financieros.
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