La expansión del cultivo de almendras está transformando el paisaje agrícola de la región, ocupando ya cerca de 2,000 hectáreas. Este crecimiento se debe a las condiciones climáticas favorables, el aumento de la demanda y las inversiones en tecnologías agrícolas avanzadas. Productores locales enfatizan el potencial económico y la sostenibilidad de este cultivo, que ha despertado el interés de inversores nacionales e internacionales. El sector agrícola ve con optimismo el futuro de las almendras en la región, esperando que esta tendencia continúe a medida que más agricultores adopten el cultivo.
Por otro lado, la rápida expansión del cultivo también plantea desafíos, como la gestión del agua y la necesidad de asegurar prácticas agrícolas sostenibles. Algunos expertos advierten sobre el riesgo de monocultivo y la presión sobre los recursos naturales. Sin embargo, los avances en tecnologías de riego y manejo sostenible buscan mitigar estos efectos, garantizando que el crecimiento del sector sea compatible con la conservación de los ecosistemas. En conjunto, el cultivo de almendras representa un cambio significativo en el panorama agrícola de la región, generando oportunidades económicas y desafíos ambientales.
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