En la víspera del Día del Libro, un evento cultural significativo marcó el calendario con la presentación de una excepcional colección de obras del destacado artista Enrique Herreros, un madrileño multifacético que dejó su huella en el mundo del arte como humorista, dibujante, cartelista, representante artístico y cineasta. La iniciativa fue anunciada por el consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano de Paco Serrano, quien destacó que este depósito es fruto de las conversaciones iniciadas en septiembre de 2024, con la participación clave de la Dirección General de Patrimonio Cultural y la Oficina del Español, así como la colaboración del propietario de las obras.
La colección, dedicada al inigualable «Don Quijote de la Mancha», se compone de tres series distintas que reflejan el talento y la evolución artística de Herreros. Cada serie ofrece una interpretación única del legendario personaje creado por Miguel de Cervantes, explorando diferentes estilos y técnicas artísticas.
La primera serie, «El Quijote visto por Herreros», abarca la producción artística del autor entre 1948 y 1960. En esta fase, Herreros trabajó con una variedad de herramientas, como la pluma, el pincel, gouache, y tinta china, añadiendo ocasionalmente toques de óleo sobre cartulina. Los dibujos presentan una iconografía que evoca la imagen satírica de «La Codorniz», una revista que él mismo fundó y donde colaboró con grandes artistas de su tiempo.
La segunda serie, conocida como «El Quijote gouche visto por Herreros» o «El Quijote Expresionista», marca un cambio estilístico significativo en su obra. Realizados entre 1961 y 1966, estos dibujos muestran un uso predominante del pincel, la pluma, y la tinta china, complementados por el gouache sobre cartulina. Estas ilustraciones fueron publicadas por primera vez en la editorial EDAF en 1999, mucho después de ser creadas, ofreciendo al público una nueva mirada sobre la obra cervantina.
La última y tercera serie es «El Quijote cubista visto por Herreros», que recoge 55 ilustraciones realizadas entre 1965 y 1967. En esta fase, Herreros experimentó con el lápiz, el rotulador, el pincel, y el gouache, limitando el uso del color al espacio interior de los dibujos sobre un fondo uniforme. Estas obras reflejan su capacidad para fusionar elementos del cubismo con su interpretación del icónico hidalgo.
Enrique Herreros, ferviente cervantista, dedicó parte importante de su carrera a explorar y reinterpretar las aventuras de Don Quijote, adaptándolas a diferentes corrientes artísticas a lo largo de su vida. La presentación de esta colección no solo pone en primer plano la rica diversidad de sus ilustraciones, sino que también resalta la clara intención de ambas partes involucradas de preservar y difundir este legado cultural invaluable para las generaciones futuras.