El Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA) ha dado un paso más en su compromiso por preservar el patrimonio agrícola de la región. Hasta el 9 de mayo, los interesados podrán reservar plantas autóctonas de melón, pimiento y tomate, una oportunidad que busca regresar al origen y fomentar la producción local con semillas recolectadas y cultivadas por investigadores del instituto. Para participar en esta iniciativa, los solicitantes deben realizar una reserva telemática y esperar un correo electrónico que confirme la fecha de recogida.
La oferta para este verano incluye variedades tradicionales que alguna vez reinaron en los campos madrileños. Los agricultores podrán elegir entre tres tipos de melón: piel de sapo, azul y mochuelo; tres tipos de pimiento: Infante de Aranjuez, San Clemente y de Aranjuez; y la variedad de tomate Gordo de Patones. Cada una de estas plantas se ofrece al por mayor, requiriendo un mínimo de 80 plantones en el caso del melón y 200 para los tomates y pimientos.
IMIDRA comenzó esta misión en 2014, buscando rescatar y reintroducir frutas y hortalizas que habían caído en el olvido. La iniciativa ha resultado exitosa, no solo por la calidad superior de los productos, sino porque está logrando reconectar a los consumidores con sus orígenes agrícolas, permitiendo encontrar estos productos tanto en mercados locales como en grandes superficies.
El interés por estas plantas ha crecido notablemente: en cinco años, las solicitudes han pasado de representar el 10% al 35% del total, alcanzando las 300 peticiones tan solo el año pasado. Este incremento también se refleja en las hectáreas dedicadas a cultivos tradicionales, aumentando del 0,8% al 10% de las 2.000 hectáreas actuales de hortícolas.
En la última década, los investigadores han guardado más de 300 semillas provenientes de todos los municipios madrileños en el Banco de Germoplasma. Este banco es un tesoro agrícola, donde el 80% de las semillas pertenecen a variedades que comenzaron a desaparecer en los años 60. Cada estación, se cultivan alrededor de 30 de estas variedades para evaluar su producción y resistencia, asegurando que puedan continuar prosperando en el futuro.
Con esta iniciativa, IMIDRA no solo preserva el patrimonio agrícola de la región, sino que también impulsa prácticas sostenibles y la biodiversidad, ayudando a la comunidad a reconectar con su historia agrícola y empoderando a los agricultores locales.