El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Mariano de Paco Serrano, realizó una visita al templo para evaluar los resultados de un ambicioso proyecto de restauración iniciado en 2022. Este proyecto, con un costo de más de 800.000 euros, fue financiado a través de una subvención conjunta entre el Ejecutivo autonómico y la Provincia Eclesiástica de Madrid.
La intervención principal tuvo lugar en la sacristía, que ha sido completamente reformada. Se ha instalado un sistema de calefacción por aerotermia, complementado por una iluminación renovada. El suelo ahora luce un elegante mármol blanco y negro dispuesto en un patrón de damero. Uno de los trabajos más destacados fue la restauración de la pintura del techo, «Elías arrebatado por el carro de fuego», una obra que data de 1685 y que lleva la firma de Andrés López Caballero.
Mariano de Paco Serrano expresó su satisfacción con la restauración: “Esta intervención no solo preserva y pone en valor elementos históricos y artísticos, sino que también garantiza la funcionalidad y conservación del espacio para futuras generaciones”. Además, enfatizó la importancia cultural de este templo, especialmente en eventos como la procesión de los Gitanos del Miércoles Santo, donde los pasos del Cristo de la Salud y María Santísima de las Angustias, ya preparados, son protagonistas.
Paralelamente a la reforma de la sacristía, se han realizado trabajos en dos valiosas tallas policromadas, un Ecce Homo y una Virgen Dolorosa, ubicadas en el crucero del templo, donde previamente se habían rehabilitado los muros y la bóveda. Este proceso de restauración está lejos de terminar, ya que se ha comenzado a redactar un proyecto que se centrará en la reparación de la nave central del templo.
La iglesia, conocida como la Iglesia del Carmen y San Luis, tiene una rica y compleja historia. Originalmente perteneció al Convento de Carmelitas Calzado, fundado en 1573 bajo la protección de Felipe II y gestionado por Jacobo Trenci, conocido como El Caballero de Gracia. Su construcción, iniciada en 1611, fue obra del arquitecto Miguel de Soria. A lo largo de los siglos, el edificio ha enfrentado numerosos desafíos: desde los saqueos durante la época napoleónica, incendios, efectos de las desamortizaciones, hasta su ocupación por fuerzas anarquistas durante la Guerra Civil. Estas situaciones, sumadas a las transformaciones de su entorno, provocaron significativos movimientos estructurales, que han hecho imprescindible su consolidación.
Este esfuerzo de restauración no solo significa la preservación y revitalización de un patrimonio histórico y artístico invaluable, sino que también simboliza un compromiso con la historia y la cultura que se transmitirá a las generaciones futuras.