El reciente anuncio del proyecto Stargate UK, una alianza estratégica entre OpenAI, NVIDIA y Nscale, marca un hito crucial en el ámbito de la inteligencia artificial (IA) soberana en el Reino Unido. Esta colaboración planea desplegar 31.000 GPUs en suelo británico, comenzando con 8.000 en 2026. La iniciativa busca reforzar la posición del país en el debate sobre la soberanía digital, aunque no es el único actor en la escena. En Europa, proyectos como GAIA-X junto a esfuerzos individuales de Francia y Alemania también avanzan en esta dirección.
Stargate UK no solo se centra en la capacidad tecnológica, sino que también planea capacitar a 7,5 millones de trabajadores en IA a través de la OpenAI Academy antes de 2030. El modelo británico se basa en un partenariado transatlántico pero mantiene un estricto control nacional sobre infraestructura y acceso a modelos sensibles.
Por su parte, GAIA-X representa un esfuerzo europeo para crear un ecosistema de datos en la nube bajo principios de transparencia y soberanía digital. Pese a enfrentar dificultades y críticas, sigue siendo un pilar en la estrategia europea de datos. A diferencia de la apuesta británica centrada en GPUs, Europa busca asegurar que sus datos no dependan de plataformas extranjeras.
En el ámbito individual, Francia y Alemania han acelerado sus inversiones en infraestructura de supercomputación para alcanzar la meta de IA soberana. Francia ha lanzado clústeres de computación y apuesta por proyectos sostenibles, mientras que Alemania destaca con supercomputadores como JUPITER y fomenta un debate riguroso sobre regulación mediante su AI Act.
La comparación entre el Reino Unido y Europa revela enfoques divergentes pero complementarios. Mientras que Stargate UK apuesta por el poder de cómputo inmediato y una cooperación pragmática con gigantes tecnológicos estadounidenses, Europa, a través de GAIA-X, insiste en la soberanía de los datos y un ecosistema regulado. Francia y Alemania, por otro lado, lideran con supercomputación e IA regulada.
El avance del Reino Unido en este terreno ilustra un movimiento hacia una soberanía de IA más clara y actuante, buscando equilibrar innovación y competitividad en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología. La verdadera cuestión es qué estrategia, la pragmática británica o la regulatoria europea, se mostrará más eficaz a la hora de enfrentar la dependencia tecnológica global.
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