La Unión Cristianodemócrata (CDU) de Alemania, liderada por Friedrich Merz, se alzó con la victoria en las recientes elecciones, generando gran entusiasmo en su sede, aunque los resultados no fueron tan robustos como se esperaba, quedando por debajo del ansiado 30%. En este contexto, la incertidumbre se apodera de la escena política al depender de los resultados finales que determinen si partidos como los liberales (FDP) y la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) logran superar el umbral del 5% para ingresar al Parlamento, lo que complicaría la formación de un gobierno por parte de la CDU. Merz, consciente del desafío que tiene por delante, subrayó la importancia de establecer un gobierno eficaz rápidamente, resaltando la necesidad de abordar cuestiones económicas, de inmigración, y de política exterior e interna, para mantener la presencia de Alemania en Europa y en el mundo.
El camino hacia la formación de un gobierno no será sencillo para Merz, ya que las negociaciones apuntan a posibles coaliciones con los socialdemócratas (SPD) y quizás con Los Verdes, a pesar de la resistencia de la Unión Cristianosocial (CSU) de Baviera que se opone a un gobierno con los ecologistas. En el seno de la CDU, hay una preferencia por evitar una coalición tripartita, abogando en cambio por una gran coalición con el SPD, que se prevé como la opción más viable aunque desafiante, especialmente en temas económicos y de políticas de bienestar social. La presión por formar un gobierno efectivo es alta, dado que Alemania enfrenta una recesión económica y debe responder a las expectativas de sus ciudadanos y al contexto geopolítico europeo. Empresarios y políticos esperan que las negociaciones se resuelvan antes de Semana Santa, para evitar que los efectos adversos de un retraso prolonguen la incertidumbre en un país que busca recuperar su estabilidad y liderazgo.
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