El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha confirmado la imposición de aranceles del 25% sobre productos provenientes de México y Canadá, y del 10% sobre los de China, lo cual entrará en vigor este sábado, según su portavoz, Karoline Leavitt. Esta medida, anunciada en la Casa Blanca, busca presionar a México y Canadá para tomar acciones más severas contra el tráfico de inmigrantes y drogas hacia Estados Unidos. Además, pretende castigar a China por su papel en el tráfico de fentanilo, destacando así como uno de los puntos clave del mandato de Trump. Sin embargo, hasta el momento, no se han revelado detalles sobre qué productos específicos se verán afectados, lo que ha generado incertidumbre tanto en las empresas como en los consumidores estadounidenses, que temen un aumento de precios en bienes cotidianos y estratégicos, como la gasolina.
Ante la posibilidad de una subida drástica de costos, tanto consumidores como empresas en EE. UU. han tomado medidas previas al impacto de los aranceles. Las importaciones han crecido notablemente, sugiriendo un esfuerzo por almacenar bienes antes del incremento fiscal. En contraste, México y Canadá han advertido sobre posibles represalias, lo que podría desencadenar una guerra comercial entre los vecinos norteamericanos. Estos países, integrantes del acuerdo T-MEC, mantienen intercambios comerciales sustanciales con Estados Unidos, superando los 700 mil millones de dólares en cada caso durante 2024. La tensión comercial no solo afectaría a América del Norte, sino que tendría repercusiones globales, en un escenario donde los analistas advierten sobre el impacto potencial en los precios de la energía y otros productos esenciales para la economía estadounidense.
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