Laura Sánchez, una mujer de 33 años que vive en Madrid, enfrenta desde su nacimiento la Artrogriposis Múltiple Congénita, una enfermedad neuromuscular que le causa rigidez articular y limita severamente su movilidad. Aunque tiene un 95% de discapacidad y se desplaza en una silla de ruedas motorizada, Laura ha perseverado en su educación y carrera profesional, culminando su formación académica con tres másteres y aprobando una oposición que la llevó a trabajar en la Dirección General de Derechos de las Personas con Discapacidad. Su autonomía y proyectos de vida se soportan en la asistencia personal, la cual considera fundamental, a pesar de que estos apoyos son escasos.
La lucha de Laura no se detiene en sus logros personales; también aboga por una mayor concienciación social y política para eliminar las barreras que enfrentan las personas con discapacidad. Resalta la importancia de un pacto nacional que garantice la asistencia personal y más recursos para fisioterapia, ya que su enfermedad requiere cuidados continuos que a menudo no son cubiertos adecuadamente por el sistema público. A pesar de las necesidades que aún persisten, se muestra optimista al ver que cada vez más personas con discapacidad se levantan y reivindican sus derechos, buscando ser vistos no como excepciones, sino como parte integral de la sociedad.
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