Una acusación crítica ha surgido en medio de un caso judicial donde la supuesta confesión de culpabilidad fue, según la defensa, obtenida bajo tortura. La abogada del acusado afirmó que su cliente sufrió la aplicación de electrodos por parte de los funcionarios encargados de su custodia, con el objetivo de forzar una declaración incriminatoria. Esta declaración se convierte en el elemento central de la defensa, que busca invalidar las pruebas presentadas por la fiscalía, alegando violaciones de los derechos humanos fundamentales.
El caso ha encendido el debate sobre la ética y la legalidad de los métodos utilizados durante los interrogatorios en ciertas instituciones. Organizaciones de derechos humanos han mostrado preocupación y piden una investigación exhaustiva para esclarecer los acontecimientos y asegurar que se haga justicia. Mientras tanto, la opinión pública sigue atentamente el desarrollo de este caso, que podría tener implicaciones significativas para el sistema judicial y los protocolos de detención en el país.
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