Hace cincuenta años, el 2 de marzo de 1974, el régimen franquista ejecutó a Salvador Puig Antich, un joven militante anarquista del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), utilizando el garrote vil en la prisión Model. Desde entonces, sus hermanas han luchado incansablemente para que el Estado español reconociera la nulidad de la sentencia que condenó a su hermano como un juicio militar ilegal e ilegítimo. Este reconocimiento, alcanzado después de medio siglo, se considera un paso adelante, aunque no satisface plenamente a la familia, quien insiste en revisar el juicio para exponer las irregularidades cometidas, a pesar de las trabas legales, como la ley de amnistía de 1977 que impide investigar los delitos del régimen franquista.
El caso de Puig Antich es un símbolo de la lucha por la memoria histórica en España y refleja dificultades persistentes para revisitar el pasado bajo la dictadura de Franco. Las hermanas han vivido estas cinco décadas entre frustraciones y negaciones por parte de distintas instancias judiciales, incluyendo el Tribunal Constitucional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Ahora, confían en el movimiento actual dentro de las instituciones de izquierda por revisar la historia de la represión franquista. La película sobre la vida de su hermano, que cumple 20 años, ha sido clave para cambiar la percepción pública de Puig Antich, mostrándolo como un activista y no como un delincuente, contribuyendo así a borrar el estigma y honrar su memoria.
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