Tras una intensa manifestación en Valencia, donde aproximadamente 80.000 personas demandaron la dimisión del presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, por su gestión de la DANA del pasado 29 de octubre, la vicepresidenta primera del Consell, Susana Camarero, expresó su preocupación por lo que considera una «utilización partidista del dolor». La marcha del domingo, la tercera de gran magnitud desde la tragedia, refleja el descontento latente en la sociedad valenciana, marcado por el impacto de la catástrofe natural que resultó en la pérdida de al menos 223 vidas. Camarero, en una rueda de prensa posterior al pleno del Gobierno valenciano, insistió en respetar a los manifestantes que se expresan pacíficamente y mostró empatía hacia las familias afectadas, reconociendo la legítima solicitud de ayudas rápidas.
Camarero también criticó el uso de la protesta por partidos de izquierda y grupos separatistas, acusando a estas entidades de intentar capitalizar el dolor de los afectados con fines electorales. Además, cuestionó las prioridades del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al reprochar que pasara tiempo esquiando en Cerler, en lugar de visitar a los damnificados en Valencia. En contraste, elogió la actitud de los Reyes, quienes, según ella, han demostrado empatía y apoyo con sus visitas recurrentes a las zonas afectadas. Por su parte, la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, defendió que Sánchez ha estado pendiente de la situación desde el inicio del desastre. Esta disputa evidencia las tensiones políticas que emergen en momentos de crisis y la necesidad de una gestión clara y empática frente a desastres naturales.
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