En Sevilla, el FC Barcelona se coronó campeón de la Copa del Rey tras vencer al Real Madrid en un emocionante clásico. A pesar de un brillante gol de Kylian Mbappé, que igualó el marcador con un tiro libre directo, el esfuerzo no fue suficiente para el equipo de Ancelotti, que mostró su fragilidad ante el dominio catalán. El Madrid, fallido en su estrategia y con cambios inusuales del técnico italiano, intentó remontar sin éxito ante un Barcelona que supo capitalizar los errores de su rival. La victoria consolidó una vez más la supremacía del equipo blaugrana en los encuentros decisivos de la temporada.
El encuentro fue un reflejo de la temporada irregular del Madrid, que sufrió para conectar y coordinarse sobre el campo, mientras los jugadores del Barça aprovechaban cada oportunidad para presionar y llevar el balón al área rival. Las estadísticas de pases del Madrid fueron algunas de las peores de la temporada, reflejando la desconexión del equipo. Mbappé, junto a Vinicius y Bellingham, intentó cambiar el rumbo del partido, pero la intervención de Ancelotti y el tempranero gol de Koundé en la prórroga sellaron el destino del encuentro. La noche fue azulgrana, con el Barça levantando el trofeo ante la mirada atónita de un Madrid abatido en La Cartuja.
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