En un escenario de conflicto sostenido, la población de Gaza enfrenta una crisis humanitaria alarmante, con el hambre emergiendo como el nuevo y devastador arma en juego. Después de veinte meses de violencia incesante que resultaron en la muerte de unas 70 mil personas y dejaron 121 mil heridos, la situación ha alcanzado un punto crítico. El bloqueo total de alimentos, que dura más de dos meses, ha llevado a advertencias de que miles de niños enfrentan una muerte inminente por inanición. Testigos afirman que las condiciones deplorables, agravadas por la escasez de suministros y el colapso de servicios esenciales, han dejado a los sobrevivientes en un estado de desesperación creciente.
Mientras tanto, en Guatemala, un grupo de personas de origen palestino se reunió en una pastelería para discutir la situación en Medio Oriente. Entre ellos estaba Jamal Hadweh, un cónsul honorario que, a pesar de haber sobrevivido a un intento de asesinato, continúa abogando por la causa palestina. La conversación discurrió entre relatos de la histórica alianza entre Israel y Guatemala, y la resistencia cultural de la comunidad palestina en el país. Hadweh, quien ha vivido el conflicto personal y colectivamente, considera que la identidad palestina es algo que trasciende fronteras y circunstancias adversas, llevando en sí un sentido de patria que, para él, permanece intacto pese a la lejanía.
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