En el Metropolitano, el Atlético de Madrid logró un respiro necesario con una victoria por 2-0 sobre el Villarreal, en un encuentro donde el técnico Diego Simeone enfrentaba una fuerte presión tras un inicio de temporada titubeante. Con solo dos puntos acumulados antes de este partido, el peor inicio en la era Simeone, el equipo rojiblanco necesitaba desesperadamente un triunfo para disipar nubes de críticas. Los goles vinieron a través de Pablo Barrios al inicio y Nico González en el segundo tiempo, evidenciando un juego más rápido y agresivo que en las jornadas anteriores. Destacaron Koke y Griezmann en la formación, sumando experiencia y rigor al equipo, mientras el joven fichaje Nico González mostró su valía con un remate de cabeza certero.
El Villarreal, dirigido por Marcelino, presentó una alineación invicta, pero no pudo mantenerse así frente a un Atlético más presionante y efectivo. Los visitantes se basaron en el habilidoso Pépé y Moleiro, quienes intentaron abrir brecha en la defensa atlética, aunque sin éxito. Un error de Koke casi les cuesta caro, pero el marcador quedó indemne. A pesar del peligro constante del Villarreal y un tiro libre al travesaño por parte de Pépé, el Atlético estabilizó el resultado y supo sobrellevar el partido. Con esta victoria, Simeone demuestra que los «momentos para hombres», como él llama a estas situaciones de presión, requieren temple y precisión, cualidades que su equipo mostró para cerrar un encuentro crucial.
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