El panorama político del país ha experimentado un cambio significativo en los últimos años, con el desgaste del líder liberal, quien ha ocupado el cargo durante más de nueve años. Las secuelas de la pandemia han dejado una marca persistente en la economía y en el sistema de salud, lo que ha erosionado la confianza de la población en la gestión gubernamental. A este difícil contexto se suman los altos porcentajes de inmigración, que han planteado nuevos desafíos para las políticas migratorias y de integración, generando tensiones sociales y políticas que el gobierno ha tenido dificultades para manejar eficazmente.
A nivel internacional, la amenaza del expresidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles al país ha añadido una capa de incertidumbre económica y diplomática. Esta advertencia, dirigida a su vecino del norte, resalta las fragilidades en la relación entre ambos países y la dependencia económica que complica la capacidad de respuesta del gobierno. Estos factores, combinados, han debilitado significativamente al político liberal, colocando en el centro del debate la viabilidad de su liderazgo y la necesidad de un cambio que revitalice las políticas internas y externas del país.
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