El partido de Carles Puigdemont ha centrado su estrategia política en la cuestión migratoria, utilizando una retórica contundente y crítica hacia la política de inmigración actual. Durante los últimos discursos y declaraciones, los líderes del partido han subrayado su descontento con la gestión de los flujos migratorios en España, citando preocupaciones sobre seguridad, integración y recursos públicos. Esta postura ha generado un debate intenso dentro del panorama político español, provocando reacciones tanto de apoyo como de rechazo entre diferentes sectores de la sociedad.
En respuesta a esta posición, otros partidos políticos y organizaciones de derechos humanos han manifestado su preocupación por el tono utilizado, advirtiendo sobre el riesgo de fomentar la xenofobia y la división social. La controversia se enmarca en un contexto más amplio de discusiones europeas sobre migración, donde varios estados miembros enfrentan desafíos similares. Mientras tanto, la población sigue polarizada en torno a este tema, evidenciando las complejidades y tensiones que acompañan a la política de inmigración en la actualidad.
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