Desde la entrada de Aliança Catalana (AC) al Parlament, Junts se enfrenta a la amenaza de perder votos frente a la formación ultra, especialmente en temas donde la ultraderecha tiene posturas claras. El debate sobre la prohibición del velo islámico en lugares públicos escaló tensiones, con Junts rechazando la moción pero abogando por un veto al uso de prendas que cubren el rostro en contextos educativos. Sílvia Orriols, líder de AC, ha exacerbado la disputa comparando el velo con la simbología nazi, y acentuando la presión sobre Junts, amenazando con propuestas locales que fuerzan una respuesta más concluyente del partido de Carles Puigdemont.
El debate ha provocado reacciones fuertes en el hemiciclo, evidenciando divisiones ideológicas. Mientras que Junts intenta marcar distancia de la retórica de AC, la propuesta no prosperó, apoyada solo por algunos partidos de derecha. Desde la Generalitat y otros actores políticos se insiste en que la regulación de la libertad religiosa no corresponde al Parlamento catalán, sino al Congreso. La moción, además de encender la polémica sobre la convivencia y los valores democráticos, destaca la complejidad de legislar sobre símbolos religiosos en un contexto plural y derechos fundamentales, lo que sigue generando un terreno de debate política sensible en Cataluña.
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