La ceremonia de graduación en Harvard tuvo lugar el jueves bajo la sombra de las tensiones políticas entre la universidad y la Administración de Donald Trump. Durante el evento, celebrado en Cambridge, Massachusetts, los estudiantes ovacionaron al rector Alan Garber, en un gesto de apoyo hacia la resistencia de la institución contra las recientes restricciones propuestas por la Casa Blanca. En paralelo, la jueza Alison Burroughs sostuvo una audiencia en un tribunal de Boston, donde amplió el bloqueo sobre la prohibición de admitir estudiantes extranjeros, una medida impulsada por Trump. Esta decisión gubernamental, comunicada por Kristi Noem, secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, amenazaba con dejar a miles de estudiantes extranjeros en una incertidumbre legal inmediata.
En medio de estas tensiones, la Administración de Trump solicitó a Harvard pruebas para justificar por qué no debería prohibirse la admisión de estudiantes internacionales, argumentando preocupaciones por antisemitismo y vínculos con el Partido Comunista Chino. El Gobierno también inició acciones para cancelar contratos federales con la universidad, alegando discriminación racial en sus procesos de admisión. Estas medidas representan un serio desafío económico para Harvard, una de las instituciones académicas más ricas del mundo. A pesar del contexto adverso, la comunidad estudiantil, con mensajes de solidaridad y protesta, se mostró unida y firme en defender su diversidad e inclusión, como destacó el discurso del estudiante Thor Reinman, reafirmando el compromiso con el lema de Harvard, ‘Veritas’.
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