En enero de 2023, la administración de Joe Biden demandó a Google ante un tribunal federal en Virginia, poniendo en el centro del debate el dominio del gigante tecnológico en el mercado de la publicidad digital. El Departamento de Justicia de Estados Unidos, junto con un grupo de estados, alegó que Google ha ejercido un control desmedido sobre el ecosistema publicitario en línea, perjudicando la competencia y elevando costos para anunciantes y consumidores. La demanda sostiene que Google ha establecido un monopolio mediante prácticas anticompetitivas, incluyendo la adquisición de competidores estratégicos y la implementación de restricciones que limitan la capacidad de anunciantes y editores para utilizar otras plataformas de publicidad.
Este caso podría marcar un punto crucial en la regulación de las grandes empresas tecnológicas, evidenciando la creciente preocupación de las autoridades estadounidenses respecto al poder concentrado en unas pocas corporaciones del sector digital. La administración busca, entre otras medidas, la desinversión de activos publicitarios de Google para restaurar un entorno competitivo. La defensa de Google, por su parte, argumenta que su éxito se debe a la innovación y eficiencia de sus servicios, señalando que la intervención estatal podría obstaculizar el progreso tecnológico. A medida que el juicio avanza, el resultado podría tener repercusiones significativas para la industria tecnológica global, modelando el futuro de las políticas antimonopolio en la era digital.
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