La selección española de baloncesto enfrenta una de sus etapas más complicadas tras no clasificar en el reciente torneo, lo que marca el fin de una era dominada por el entrenador Sergio Scariolo. El equipo, que comenzó con una derrota sorprendente ante Georgia, no logró remontar su suerte en los encuentros siguientes, sucumbiendo ante las selecciones de Italia y Grecia. A lo largo del torneo, España mostró debilidades en su condición física y mental, resaltando fallos notables en tiros libres con un porcentaje de acierto alarmantemente bajo (66 de 110). Este rendimiento irregular, junto con la incapacidad de cerrar partidos apretados, reflejó un bloqueó colectivo que empeoró a lo largo de la competición.
Pese a la desolación, surgieron destellos de esperanza gracias a jóvenes talentos como Sergio de Larrea y Mario Saint-Supery, quienes, junto con Pradilla, mostraron potencial para liderar el equipo en futuras competencias. La inminente salida de Scariolo, quien consolidó una filosofía de éxito a pesar de la disminución de talento en el equipo, plantea el desafío de encontrar un sucesor que lidere una renovación necesaria. Con el Mundial de Qatar 2027 en el horizonte, se espera que nuevos jugadores como De Larrea, Saint-Supery y Santi Aldama se conviertan en los pilares de una revitalizada selección española.
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