Los hermanos capitanes de la selección nacional, destacados previamente por su liderazgo en la cancha, han sido objeto de críticas tras su inesperado bajo rendimiento en el reciente torneo. Ambos jugadores, conocidos por sus impresionantes trayectorias, han decidido enfrentar la situación públicamente. «Asumo la culpa. No he estado a la altura», confesaron, reconociendo su responsabilidad en el declive del equipo. La pareja ha mostrado su intención de aprender de los errores y han prometido trabajar arduamente para recuperar su nivel habitual.
La presión sobre los jugadores ha sido notable, ya que la afición y los medios esperaban mucho más del dúo en esta instancia deportiva. El torneo, que se perfilaba como una gran oportunidad para demostrar su talento, resultó en decepción no solo para los hermanos, sino para todo el equipo. A pesar de las críticas, ambos han reafirmado su compromiso con el deporte y su deseo de corregir el rumbo, enfocándose en futuras competiciones y demostrando su capacidad de resiliencia.
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