En un intenso enfrentamiento con la policía, Rivas expresó su firme oposición al arresto de su hijo, gritando que no permitiría que se lo llevaran. Este evento ocurrió en un contexto de alta tensión, donde las autoridades intentaron cumplir con una orden judicial en el domicilio familiar. La situación generó un gran revuelo en el vecindario, atrayendo la atención de medios locales y vecinos que se congregaron para observar el desenlace del acontecimiento.
Sorprendentemente, el drama se resolvió en tan solo 20 minutos. Durante ese breve lapso, Rivas logró negociar con los agentes de manera efectiva, lo que permitió mantener a su hijo en casa. Este incidente pone de relieve las complejidades emocionales y legales que pueden surgir en situaciones familiares delicadas, así como el poder de la comunicación directa y rápida en momentos de crisis.
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