En España, el manejo de residuos textiles se enfrenta a un desafío significativo, ya que el 90% de la ropa usada termina en vertederos, representando unas 990,000 toneladas anuales. Solo un pequeño porcentaje, entre el 10% y el 12%, es recuperado y posteriormente enviado a tiendas de segunda mano o exportado, a menudo para acabar como residuos en otros países. El Gobierno está preparando un Real Decreto que exige a los fabricantes de textiles financiar la gestión de los residuos generados. La Asociación Re-Viste está promoviendo un Sistema Colectivo de Responsabilidad Ampliada del Productor, similar al de otros materiales reciclables, para mejorar la situación. Sin embargo, advierten que el Gobierno debe colaborar más estrechamente con el sector para establecer plazos realistas.
Actualmente, la recogida de ropa usada se realiza principalmente a través de iniciativas voluntarias de organizaciones como Cáritas y Humana. Estas solo logran captar entre el 10% y 12% de la ropa consumida en España, de la cual gran parte se exporta sin ser utilizada localmente, lo que complica el problema de residuos en otras regiones. Re-Viste propone ampliar la infraestructura de recogida mediante la instalación de contenedores en múltiples ubicaciones estratégicas, como gasolineras y hospitales, además de puntos limpios y tiendas. Abogan por un enfoque donde no solo se donen prendas en buen estado, sino todo tipo de textiles, con el objetivo de procesar incluso las piezas dañadas para producir materias primas secundarias. El desafío incluye también abordar la falta de tecnologías avanzadas para el reciclaje completo de textiles y apoyar a las empresas existentes que ya trabajan en la clasificación y recolección de prendas.
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