Con la llegada del verano y el incremento de las interacciones sociales, hay un notable aumento en las enfermedades de transmisión sexual (ETS). Así lo explica Juan Céspedes, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia de Policlínica Gipuzkoa. Céspedes recalca que el uso de métodos de barrera, como el preservativo masculino y femenino o las barreras bucales, es esencial para prevenir las ETS, especialmente durante épocas de mayor actividad social y festividades.
El especialista aclara una confusión común: los anticonceptivos orales no previenen estas enfermedades. «Es crucial utilizar siempre métodos barrera», afirma Céspedes. Además, destaca la importancia de las vacunas, especialmente la del Virus del Papiloma Humano (HPV), que está incluida en el calendario vacunal escolar y es accesible para todas las edades.
Las ETS afectan principalmente a personas de entre 25 y 50 años y pueden ser causadas por virus, bacterias, hongos y parásitos. El HPV es uno de los virus más comunes, con una prevalencia de contacto en hasta el 80% de la población. Sin embargo, los patógenos que más han aumentado en detección en la última década son la clamidia y el gonococo, con un incremento exponencial, según señala el ginecólogo.
Los síntomas de las ETS pueden variar significativamente, desde picores y escozores al orinar hasta alteraciones en el flujo vaginal, malestar general y fiebre. Ante la aparición de cualquier síntoma, Céspedes insta a las pacientes a solicitar una cita ginecológica para realizar una evaluación completa y comenzar un tratamiento si es necesario.
No obstante, también existen ETS asintomáticas. «El caso más habitual es el HPV, que puede estar presente en la vagina o en el cuello del útero durante años sin causar problemas. Para eso está establecido el Programa de Detección del Cáncer de Cérvix, para detectar cualquier alteración en el cuello del útero lo antes posible», explica Céspedes.
El ginecólogo subraya la distinción esencial entre las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS). «Una cosa es contraer una infección y otra desarrollar una enfermedad», detalla. No todas las infecciones resultan en una enfermedad, aunque ambos términos se utilizan a menudo de manera indistinta.
El diagnóstico de las ETS es diverso y depende del patógeno. «Puede ser necesario realizar citologías, detecciones de HPV, cultivos vaginales o serologías mediante análisis de sangre», explica. El tratamiento varía según la infección, abarcando desde medicamentos como antibióticos y antifúngicos hasta, en algunos casos, intervenciones quirúrgicas. Céspedes enfatiza la importancia del diagnóstico precoz para evitar tratamientos más complejos.
En resumen, la prevención y el diagnóstico temprano son claves para hacer frente a las ETS. Métodos de barrera y programas de vacunación juegan un papel crucial en esta lucha.