El cierre inminente de la central situada en un municipio de Cáceres ha generado preocupación entre los habitantes y funcionarios locales. El regidor del municipio, en particular, ha expresado su descontento y desconcierto ante la decisión, argumentando que esta acción tendrá un impacto negativo significativo en la economía local. «Se perderán empleos y aumentará la despoblación», ha declarado, subrayando el papel crucial que la central ha desempeñado desde su inauguración en 1981 como motor económico y fuente de empleo para la comunidad.
El inevitabile cierre ha intensificado el debate sobre la sostenibilidad laboral y el futuro económico de la región, que ya enfrenta desafíos demográficos. Los residentes temen que la falta de oportunidades laborales pueda acelerar el éxodo de jóvenes y trabajadores cualificados hacia otras áreas con más ofertas de empleo. Las autoridades locales han instado a la administración central a reconsiderar la decisión o, al menos, a implementar medidas compensatorias que faciliten la transición de los trabajadores afectados y promuevan proyectos de desarrollo sostenible que aseguren un futuro económico estable para la región.
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