El viernes por la tarde, Falange Española convocó una manifestación en Madrid con un grupo predominantemente juvenil, cuyo lema era «Joven español, defiende tu nación». Unos 300 manifestantes, vestidos de negro, se congregaron para expresar su rechazo hacia aquellos que no son blancos ni cristianos, acusando a las élites económicas y políticas de conspirar para destruir la cultura occidental. La marcha tenía como objetivo llegar al barrio de Lavapiés, conocido por su diversidad cultural, pero la Delegación de Gobierno restringió su recorrido hasta la Plaza de Jacinto Benavente. Paralelamente, colectivos antifascistas se congregaron para bloquear su avance, aunque ambas manifestaciones no llegaron a encontrarse.
Durante el recorrido, los falangistas realizaron saludos nazis y lanzaron insultos hacia la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. La marcha generó temor entre los transeúntes, algunos de los cuales buscaron refugio en tiendas cercanas. Al término del evento, en las cercanías de Callao, un grupo de manifestantes increpó a un grupo de mujeres y una niña, lo que obligó a la intervención de la policía para prevenir la escalada de agresiones. Mientras tanto, en la concentración antifascista, los enfrentamientos con la policía resultaron en cargas y el uso de gas-pimienta, pero la situación fue controlada sin mayores incidentes.
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