Nacido en Madrid, su vida ha estado permanentemente ligada a Brunete, un lugar del que nunca se ha separado asegurando ser «como una encina bellotera que si la trasplantas se muere». Alcanzó la cima en su profesión, pero a lo largo de sus 40 años de carrera siempre estuvo claro que echaría raíces en su pueblo natal. Su apego es tal que construyó su hogar alrededor del árbol bajo el cual jugaba de niño.
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