El excomisionado del Gobierno para la reconstrucción tras la dana, José María Ángel Batalla, fue ingresado en el Hospital de Llíria, Valencia, tras un intento de suicidio. Esta situación se desarrolló en un contexto de gran presión mediática y social, derivado de una investigación por parte de la Fiscalía Anticorrupción sobre un título presuntamente falso en su expediente laboral para ascender en la Diputación de Valencia hace cuatro décadas. La presión incrementó tras nuevas revelaciones que cuestionaban la idoneidad de cargos ocupados por su esposa en el ámbito cultural. Aunque el político socialista ha sido dado de alta, el incidente refleja la intensa carga emocional que enfrentaba.
El caso ha desatado reacciones significativas de figuras políticas, incluidas las del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ex presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, quienes mostraron su apoyo a Ángel Batalla y su familia durante estos momentos críticos. También abordaron el fenómeno del acoso en redes sociales, llamando a un debate sobre la deshumanización en la política. Diana Morant, líder del PSPV-PSOE, enfatizó las consecuencias potencialmente trágicas del acoso y se unió a las voces que piden respeto y humanidad en el tratamiento de figuras públicas. En solidaridad, la Generalitat expresó su agradecimiento a los equipos de emergencia que respondieron rápidamente al incidente.
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