En el Masters de Augusta, el golf español enfrenta un momento crítico con la posibilidad real de interrumpir una racha histórica que se remonta a 1985. Cuatro generaciones de golfistas españoles, representadas por figuras como José María Olazabal, Sergio García, Jon Rahm y el joven Josele Ballester, iniciaron el torneo con la esperanza de continuar un legado en el que al menos un español ha logrado avanzar al fin de semana en las últimas cuatro décadas. Sin embargo, el desempeño en el campo ha dejado mucho que desear. Olazabal, a sus 59 años, cerró la primera ronda con un complicado +7, lamentando un juego errático con los hierros a pesar de un buen desempeño en los greens. Por su parte, Sergio García, quien llegó con altas expectativas tras celebrar su centésimo major, quedó también fuera al no poder superar una desafiante segunda vuelta de +4, lo que frustra sus aspiraciones tras haber ganado la chaqueta verde en 2017.
Jon Rahm, con un +2 al filo de la eliminación, batalló para mantenerse en la contienda, logrando asegurar su permanencia en el torneo con un hábil birdie en el hoyo 7 y un crucial putt en el 18, extendiendo así su propio récord de cortes superados consecutivamente en Augusta. Mientras tanto, el joven Josele Ballester enfrenta una ardua tarea tras comenzar con un +4, viéndose forzado a remontar significativamente. Este duro desafío para los españoles se contrasta con la destacada actuación de líderes como Justin Rose, Bryson DeChambeau y Rory McIlroy, quienes dominan la cima de la tabla. A pesar de las dificultades, la presencia histórica de España en el Masters de Augusta, donde ha contado con 16 representantes a lo largo de su historia, sigue siendo un testimonio del impacto y la pasión que el país ha mantenido por este prestigioso torneo.
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