El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, delegó este viernes a su esposa, la primera dama Jill Biden, la presidencia de su primera reunión de Gabinete en casi un año, en la que se discutió una iniciativa sobre la financiación de programas de salud para la mujer en la Casa Blanca. Este hecho resalta nuevamente los problemas de salud y cognitivos del presidente, quien ya se había visto obligado a renunciar a la carrera presidencial tras las presiones del Partido Demócrata, tal y como se evidenció en el debate del pasado 27 de junio donde mostró problemas de memoria. Jill Biden señaló su intención de seguir ayudando en temas importantes, mientras algunos asistentes, republicanos y periodistas se mostraron sorprendidos con su liderazgo en la reunión.
El presidente Biden apenas pudo articular unas palabras al inicio del encuentro, y cedió la palabra a Jill para dar una actualización sobre la iniciativa de salud para mujeres. En paralelo, enfrenta críticas internas, como las del representante republicano Randy Weber, quien cuestionó la capacidad de Biden al tuitear un vídeo de la reunión. Al abordar un tema sobre Oriente Medio, Biden mencionó la necesidad de continuar trabajando en las negociaciones de alto el fuego entre Israel y el grupo terrorista Hamás, declaraciones que contrastan con la inquietud del Departamento de Estado sobre la viabilidad de tal acuerdo. La situación se complica con la reciente escalada de tensión entre Israel y Hezbolá en el sur del Líbano, lo que agrava el panorama de seguridad en la región.
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