Hunter Biden, hijo del presidente estadounidense Joe Biden, se había declarado culpable de dos delitos federales en un caso que ha captado la atención mediática y política en Estados Unidos. El primero de los cargos se relaciona con la adquisición ilegal de un arma de fuego, ya que mintió en un formulario oficial al omitir que era consumidor de drogas, una infracción que contraviene las leyes federales sobre posesión de armas. Este incidente ha generado un debate sobre el control de armas y las responsabilidades legales de los individuos al proporcionar información veraz al adquirir armamento, un tema controvertido y siempre presente en la agenda política del país.
El segundo cargo involucra la evasión fiscal por un monto de 1,4 millones de dólares, una suma significativa que pone en relieve problemas relacionados con la transparencia y la rendición de cuentas de figuras públicas. Este caso se centra en los años fiscales de 2017 y 2018, durante los cuales Hunter no cumplió con sus obligaciones tributarias, intensificando las críticas de ciertos sectores que consideran que el sistema de justicia podría estar actuando de manera parcial, dada la prominencia de su padre. La declaración de culpabilidad de Hunter ha llevado a la oposición política a cuestionar la integridad moral de la administración Biden mientras se desarrolla un proceso judicial que podría tener implicaciones significativas tanto para la familia presidencial como para el panorama político general de cara a las próximas elecciones.
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