La relación entre Donald Trump y Elon Musk se ha deteriorado, poniendo de manifiesto un tipo de capitalismo que involucra el intercambio de favores y subsidios. Musk, al ser el mayor donante de la campaña electoral de Trump a través de comités de acción política, vio cómo la administración republicana favoreció a sus empresas con subsidios y contratos gubernamentales, beneficiando a SpaceX y Tesla con créditos fiscales y bonificaciones. Sin embargo, las tensiones entre ellos han escalado. Trump ha amenazado con retirar el apoyo financiero del gobierno, sugiriendo que Musk dependería completamente de estos subsidios para mantener sus negocios. Mientras tanto, Musk ha respondido promoviendo la creación de un nuevo partido político, argumentando que el sistema actual no representa la verdadera democracia.
La polémica se ha intensificado con la aprobación de la «One Big Beautiful Act» (BBB), una ley que responde a la agenda económica de Trump para reducir impuestos a las clases altas, que según los críticos, agudizará la deuda nacional y afectará a los más desfavorecidos. Esta ley mantiene recortes impuestos desde su primer mandato y debilita programas de asistencia como Medicaid, afectando a millones de ciudadanos. Musk, por su parte, ha criticado esta medida por las redes, alertando sobre el impacto negativo en la economía. Analistas, como el economista Larry Summers, la han calificado de «vergonzosa», comparándola con decisiones fiscales fallidas del Reino Unido, advirtiendo de un potencial caos económico.
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