El regreso de «Jimmy Kimmel Live!» a las noches de la televisión estadounidense ha sido un evento notable. Tras casi una semana de suspensión debido a un comentario controvertido sobre el asesinato del líder juvenil trumpista Charlie Kirk, el programa regresó con una impresionante audiencia de más de 6,3 millones de espectadores. A pesar de la decisión de los conglomerados Nexstar y Sinclair de boicotear la emisión, Kimmel logró triplicar su audiencia habitual, alcanzando un rating del 0,87 entre adultos de 18 a 49 años, la mejor cifra en más de una década. Este notable retorno se vio impulsado por una intensa cobertura en redes, con su monólogo acumulando millones de visitas en plataformas como YouTube y Hulu, donde se emitió posteriormente.
La suspensión inicial del programa había provocado una ola de protestas en Estados Unidos, con figuras políticas y culturales, desde Barack Obama hasta Meryl Streep, denunciando un ataque a la libertad de expresión. Las críticas se centraron también en Brendan Carr, presidente de la FCC, quien había pedido el despido de Kimmel. ABC, enfrentando presiones internas y externas, decidió reinstaurar el programa, cuyo regreso fue un éxito rotundo. Durante su monólogo, Kimmel agradeció el apoyo recibido y defendió la importancia de la libertad de expresión, destacando su valor en comparación con países donde expresarse contra el poder puede tener graves consecuencias. Este episodio no solo subraya el poder de las audiencias, sino también el papel crucial de los medios en el debate sobre los límites de la libertad de expresión.
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