En una audaz propuesta cinematográfica, el director reúne a un elenco estelar que incluye a Tom Waits, Adam Driver, Cate Blanchett y Charlotte Rampling, para ofrecer una obra que destaca por su sutileza y perfección en la inmovilidad narrativa. La película se desarrolla como una exhibición de cine en la que cada detalle está cuidadosamente elaborado, capturando la atención del espectador sin necesidad de un despliegue dinámico. La actuación del reparto es crucial para el éxito de la obra, ya que cada intérprete aporta una profundidad única a sus personajes, haciendo que la historia resuene a través de gestos mínimos y silencios cargados de significado.
La trama se centra en pequeñas interacciones humanas, explorando las emociones con una precisión casi introspectiva. Esta elección estilística no solo desafía las convenciones tradicionales del cine, sino que también ofrece una experiencia visualmente envolvente. La crítica ha señalado la película como un ejemplo sobresaliente de cómo la quietud y la contemplación pueden construir una narrativa poderosa, obligando al público a detenerse y observar detenidamente cada escena. Este enfoque ha sido recibido con elogios por su innovación y por el riesgo artístico asumido, consolidando una vez más al director como un visionario en el panorama cinematográfico contemporáneo.
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