La comunidad periodística está de luto tras la noticia del fallecimiento de uno de sus miembros más queridos y respetados. Su muerte representa una pérdida inmensa para todos aquellos que compartieron con él esta aventura informativa durante los últimos cuatro años. Era un jefe de sección querido por su carácter único y disparatado, además de un escritor cuyo talento dejó una huella imborrable en las páginas donde plasmaba sus relatos. Como reportero, su pasión por el oficio era evidente, siempre dispuesto a ir más allá en la búsqueda de la verdad y escribir historias que conmovían tanto a colegas como a lectores.
Además de su destreza profesional, es recordado por su calidez humana y su capacidad para conectar con todos a su alrededor. Los compañeros le describen no solo como un colega excepcional, sino también como un amigo en el que podían confiar, alguien que siempre tenía tiempo para una palabra de aliento o una conversación sincera. Su legado, sin duda, trascenderá su partida, inspirando a futuras generaciones de periodistas a perseguir la excelencia y la humanidad en su trabajo diario.
Leer noticia completa en El Mundo.